De vacaciones en una ciudad moderna se toparon dos viajeros con una tienda de queso y verduras en el centro de la ciudad. Se trataba de una vieja casa campesina con bodegas y área para el ganado en el invierno. Los que despachaban eran tan viejos como el techo renovado hace menos de 90 años. Los agujeros de las paredes hacían juego con los del queso gigantesco que partían para cada cliente. La larga fila de compradores sorprendía menos que su aspecto deslumbrante. Era una clientela con Chaquetas de Jil Sander, relojes Tissot y zapatos Forzieri y por si falta algo, rostros de pensadores. El más gordo de los turistas preguntó a uno en la fila, que es lo que pasaba ahí, como una tienda ñeñeque concentraba a tanta gente, si locales cercanos estaban casi por cerrar. El oriundo al escuchar la inquietud cerro los ojos y moviendo la cabeza de arriba a abajo les contó que esta familia de campesinos simplemente había roto la presión del tiempo. Los Kolber quedaron atrapados con el crecimiento de una gran ciudad y soportaron las amenazas de los grandes constructores. El día que las maquinas del ayuntamiento trataron de demoler la casa hacienda se declaró enfermo casi por tres semanas el 63% de la población. Nadie abandonó la calle hasta escuchar de palabras del Alcalde que esa propiedad quedaría por el resto de la vida a como la construyó Albert Kolber en 1823. La causa paralizó la ciudad por 20 días. Los miles de manifestantes no sólo dejaron de trabajar, sino que también de consumir, esto llevó al suelo los precios de cualquier comodidad, desde las comidas rápidas hasta los boletos del cine. Los Kolber venden desde entonces los productos campesinos de toda la región. Las famosas cadenas de pan con carne, con queso y con lo que sea, abandonaron la ciudad en los primeros días del paro. Esto que parece ser un sueño, en verdad lo es, las apariencias casi nunca engañan. Aparentemente se desploma
Su mejor aliado ya no es la oposición
La tropa del Chile que con tanta disciplina ha entregado paulatinamente casi todos los poderes a los benévolos Ortega Murillo, esta dando pasos en dirección contraria. La historia de colaboración que llegó hasta la más detallada planificación del fraude en las últimas elecciones municipales, parece haber terminado. El doctor Alemán se esta entusiasmando con la enorme popularidad de los que mandaron a las elecciones como alianza PLC. Ese capital político, su primera razón para alegrarse, se lo debe en parte al mismo fraude del cual es responsable. Pero en este caso el pueblo ve lo que tiene que ver y basta. La segunda razón que alimenta la valentía del capo de la guaca, es la reconciliación con
Obama viene contra Daniel