Economía: Entre la cautela del Banco y el dilema de Obama

El año siempre se espera con una mezcla de deseos y de promesas que nos llevarán a un mundo mejor. Nos prometemos ser mejores, dejar algunos vicios, concentrarnos en alguna meta especial y sobre todo le deseamos lo mejor a nuestros seres amados. Vivimos una euforia de minutos durante los cuales nos sale hasta por los poros tanto el optimismo, como el amor por el futuro. Este fin de año será para todos un poco más difícil llegar a este estado casi religioso. Los signos de los tiempos están cargados de pocas razones para creer en un mundo mejor, es más, hay señales que anuncian que las cosas serán paulatinamente peores. 

Todo viene peor de lo que se espera

La segunda fase de la crisis, en la cual la tragedia de los mercados financieros ha calado la economía real, inicia con patada al pecho. Los analistas que con métodos exóticos generan sus pronósticos, están dejando al lado elementos elementales del razonamiento económico. Con sus métodos de cálculo contractivo ven la reducción de los volúmenes de venta, la falta de financiamiento para cambios tecnológicos y la reducción simultanea de la demanda del próximo periodo. Así rezan sus datos del desempleo para la estación venidera. Este método es tan lógico como incompleto, así lo demuestran sus mismos resultados. Con esta forma ver el mundo llegan a la conclusión que en el 2009 la tasa de desempleo será apenas del 9%. Hasta ayer pensaron que en Noviembre los mandados a la calle serían 330 mil personas. Los nuevos desempleados son realmente 533 mil, una diferencia de casi 200 mil hombres y mujeres. Para el 2009 también serán superados de modo arrasador hasta llegar a ver al menos la tasa del 16%. Dos razones apoyan este pesimismo extremo, la primera y más importante está en lo más central de la conciencia económica del hombre: "me aseguro o salvo hasta donde pueda", la segunda tiene que ver con el dilema de la nueva administración. 

Aporte del sector privado?

El lema de me salvo yo hasta donde pueda, complementa los cálculos de la economía. Los volúmenes de venta hacia dentro y afuera serán por un ajuste sicológico mayores de los correlacionados a la reducción de los ingresos. Como nadie sabe hasta donde llegará la crisis, se recorta el gasto hasta por encima de las mismas posibilidades, aun teniendo No Compro. La sequedad en el mercado crediticio es y será mayor que las mismas restricciones del sistema financiero. Se sabe que los bancos con acceso a nueva liquidez y mejores tasa de interés no actúan por un pánico colectivo y nadie los ha podido mover de tal postura. Los bancos centrales sueltan todas las facilidades posibles y la banca privada actúa con la cautela que no tuvo para meternos en esta bendita crisis. Agregando este razonamiento económico, palpable el las transacciones de los últimos meses, se puede asegurar que todo pronóstico técnicamente pesimista se queda corto. 

Aporte del sector público?

La nueva administración del joven Obama tampoco trae amuletos de suerte. Este nuevo gobierno esta entre la espada y el cañón. Si apoya a las empresas fracasadas con fondos públicos reduce la fuerza presupuestaria para enfrentar la misma crisis, si no los apoya aumenta en masas insospechadas la dimensión de la profunda recesión. Si trata con medidas keynesianas de generar movimiento con el aumento del gasto publico (a como se espera) tendrá que aumentar la carga tributaria por algún lado, eso para hacer sostenible la balanza fiscal y con eso hecha leña al fuego de la depresión. Obama desearía tener una guerra como la que sacó de la desocupación a sus antepasados en los 30, pero ni la tiene ni la va a inventar. La única guerra que podría salvarlo es la del medio ambiente, así invierte en nuevas tecnologías, en mano de obra en masas y en un poco de aire para todos. 

La promesa de abandonar las cosas superfluas, de hacer cosas por uno mismo y por los demás sin tener que gastar un centavo, de estar listo para tenderle la mano a quien lo necesite y de saber esperar por un abrazo de fin de año es un deseo profundo para todos.