jueves, 30 de octubre de 2008

Política: El Hombre Araña vrs el Poder Ciudadano

"Un gran poder conlleva a una gran responsabilidad" afirma el Hombre Araña. Este superhéroe ha sido el más cercano a la figura de un ciudadano común y corriente. Usando la fórmula del Dios cristiano se hace este héroe de las alturas débil e inseguro, pobre e ingenuo, desinteresado y amistoso. Así conquista a millones, que en la mayoría del tiempo se identifican con lo humano del personaje y sin embargo son invitados a ser, de vez en cuando seres extraordinarios. Ese efecto mágico no viene de la pasión por hacer el bien, sino de la sed de poder que tenemos todos los débiles.

A mediados de Septiembre en un restaurante capitalino, cercano a uno de esos supermercados de películas, donde cada 30 minutos comienza o termina una historia maravillosa, se deslizó una copa de vino. Los cristales resumieron con sus miles de aullidos lo acalorado de la discusión de la mesa con la joven guapa y elegante. Saltó de la nada un embajador de los 80, al menos así era su atuendo y observó cada trozo de la copa que el mismo había tenido minutos antes en su regazo. Los dos comensales ordenaron la cuenta y para no estar más tiempo en aquel bullicio, esperaron el cobro en caja. El menos prudente de la pareja recibió con sorpresa el valor de la copa. Pidió prestada una igual y la dejo musicalizar el ambiente por segunda vez. La factura se corrigió para agregar una copa más y el rostro de los embajadores dejaba claro que ese impertinente visitante no daría más que hablar en tal prestigiada dirección. Semanas después este indeseable comprobó al tratar de entrar al mismo local, que la memoria de los dependientes estaba completamente sana.

Tragedia no lo fue para la bella dama involucrada por accidente, pues ella si puede disfrutar de sus Suin Taies y Maua Paneas. Sin embargo perder un lugar favorito para una pareja es como perder un buen árbol para un perro.

Hace solo dos días logró el imprudente rompe copas llevar nuevamente a su Dulcinea, después del cine, a su mesa favorita, en su restaurante favorito. De algún lado saco poder para ello. No se puso la camiseta del hombre araña (su héroe favorito), ni la del Chapulín Colorado (héroe de infancia) sino que uso la de un desconocido candidato a alcalde de Nindirí. Un candidatocon nombre extranjero y un número DOS en grande. El no grato con la camiseta bicolor apretada a la panza y la frente solo aparentemente en alto, vió como todos se apartaron para dar paso al Poder Ciudadano. Un hombre común y corriente hacia cambiar de opinión a los que tenían la razón o les confirmó que de alguien así solo eso se podría esperar.

2 comentarios:

Naren dijo...

los embajadores, los ministros y los directores

qué elegancia!


la verdad que no se puede negar la frescura y comodidad de una buena guayabera, como en los tiempos de mi general

Chepe Vélez dijo...

Ese era realmente traje de Gala, que por lo sencillo era doblemente elegante.

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