lunes, 13 de octubre de 2008

Política: Semana Santa sin Jocotes

Una Semana santa con lluvia, sin guaro y sin jocotes es como una purísima sin triquitrácas ni cajetas, o bien como un amor sin beso o un beso sin amor. Así de deslumbrante anuncia ser la actual campaña electoral, la tradición de los nacatamales y los bolis de guaro han pasado aparentemente a ser solo un bello recuerdo de nuestras tradiciones populares. Carteles de la oposición se ven solo en lugares públicos, ni carros, ni casas se adornan con las consignas del gordo europeo y su pandilla. Los oficialistas en cambio rompen puertas, queman carros y tratan de meter en miedo a parteras, panzones y pelones que mal hablan de ellos. Debe sin embargo reinar la calma pues este caos esta muy bien organizado. 

La actitud casi clandestina de los descontentos con el régimen es de entender. No más clavos de los que uno ya tiene. Los vándalos y devotos rezadores son capaces de todo, no hay que provocar mal que se puede evitar. Este sector cree tener bajo la manga una carta poderosa, su voto castigará a los Ortega Murillo, ese masivo No al Régimen se podrá interpretar también como un anuncio de los resultados en las elecciones presidenciales. Ese apacible votante espera probablemente mucho más de lo que el sistema electoral actual realmente tiene para ofrecer.  

Las señales del régimen en cambio están más cercanas al estado actual de las cosas. Ellos se desplazan con garrote de sal y bolsita de azúcar. De buen modo con los suyos y con aquellos que medio tienen alguna relación con sus bases. A como Julia García de Somoza, quien con su tiendona en San Marcos vendía a “precio de mamá Julia” a los correligionarios, venden los Ortega Murillo con rótulos de cartón en las pulperías pobres a sus compas y compitas. Con Cristo Rey Vos Ganás (15.09.08).  

Por las malas y con pata de chancho es a como se trata a los más destacados críticos. Ese es el segundo aditivo de la campaña oficialista. El garrote no es contra el partido de la oposición, lo que demuestra los vínculos reales del sistema, ese trato es contra los pocos incomprables. De esas acciones represivas y del momento de su ejecución (en mera campaña) se pueden desprender las razones a las que se atiene el pueblo presidente. La primera puede ser una forma de decir que de poco vale el poder municipal, que a ellos no les interesa ganar, pues el saco de los billetes, así como los sellos de los ministerios no están en juego en esta campaña. Y para que una Alcaldía? (22.09.08). La segunda razón aun más alarmante para los opositores y descontentos. Esta puede ser la seguridad que en las urnas tampoco se va a poner en juego en poder municipal. Las emisiones de cédulas a simpatizantes extranjeros, el dobleteo de los rezadores, la pérdida de boletas llenas y el muy disciplinado conteo de votos pueden ajustar esta posibilidad. La reacción frente a esta segunda escena no provocará más de dos titulares bien vendidos, unos días de borracheras y uno que otro cierre televisivo.  

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial, ya veo claro que hay qestar temprano

Anónimo dijo...

la foto tan loca como el blogticulo

Blogalaxia